¿Está lista la inteligencia artificial para reemplazar nuestra creatividad?

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1 de julio de 2021

Desde el futuro

El año es 2150. Es otro lunes más en la oficina e iniciamos la semana con una solicitud: una nueva campaña creativa para nuestro principal cliente. Así que damos inicio a la generación de ideas… bueno, así le llamamos a la acción de ingresar los datos al sistema para que este, a través de un proceso alimentado por inteligencia artificial, nos entregue las ideas para dicha campaña. En cuestión de minutos obtenemos lo que buscamos… todo lo que necesitamos para ejecutar una campaña 100% exitosa… pero… un momento… ¿qué está sucediendo?, ¿acaso existe un futuro donde esto sea posible?, ¿dónde esos personajes conocidos como “creativos” han sido reemplazados por una especie superior compuesta por chips, software y programación avanzada? ¿Y estamos hablando de todo tipo de creatividad? ¿Artes plásticas, literatura, música…? No… tomémoslo con calma... regresemos al presente y exploremos esta idea.

Todos conocemos esta historia, hemos visto el futuro según Hollywood (para aquellos más afines al cine ruso experimental en blanco y negro, pásense por Netflix y dense un baño de cultura popular… aunque esto los haga sentir sucios, cinematográficamente hablando). Ese pronóstico de un mundo totalmente automatizado, recreado en varios éxitos taquilleros, nos suele mostrar no solo las tareas más simples siendo ejecutadas por robots, sino también cómo estos han adquirido la capacidad de razonar y crear, casi al mismo nivel de un ser humano (si nos remitimos a Blade Runner(1982), esta situación llega al punto de salirse de las manos). Pero ese es el cine, un espacio para imaginar lo inimaginable, un lienzo donde todo es válido y cualquier fantasía puede tener una explicación, por absurda que sea.


De vuelta a la realidad

Desechemos lo que queda de nuestras crispetas, salgamos de la sala y volvamos al mundo real para hacer dichas tareas básicas del ser humano a un lado y preguntarnos si la inteligencia artificial será capaz de reemplazar nuestra creatividad. Es hora de explorar lo que ocurre actualmente con la I.A. y confirmar si podemos darles un parte de tranquilidad a los creativos, músicos, escritores y actores, entre otros, para que no teman a una invasión que ha de apoderarse de sus trabajos.

Antes de dar cualquier paso, démonos un baño de contexto y antecedentes. Existen dos tipos de I.A.:

  • Inteligencia artificial estrecha (IAE): se centra en una sola tarea, ejemplo: los altavoces inteligentes, vehículos sin conductor, búsquedas web, inteligencia artificial en granjas y fábricas, etc.
  • lnteligencia artificial general (IAG): cubre todo lo que un humano puede hacer.

“Si la I.A. ya está escribiendo artículos, ¿qué podemos esperar?”

Leyendo un poco sobre el tema, entiendo que es la primera (IAE) sobre la cual se ha avanzado considerablemente, lo cual podría tranquilizarme si mi preocupación es que “Skynet” se apodere del mundo de la creatividad, pero me he encontrado con un artículo de 2020 de The Guardian y después de leerlo hay caos en mi mente, las alertas se han disparado y todo el personal ha entrado en pánico; ¿la razón?, dicho artículo ha sido escrito por inteligencia artificial. Si la I.A. ya está escribiendo artículos, ¿qué podemos esperar? La verdad es que el artículo presenta una idea coherente, tiene un sentido, un mensaje claro por transmitir y lo sustenta bien. ¿De qué se trata? Bueno, pues, de cierta manera, parece una declaración escrita de Terminator pidiendo que no le temamos, que está de nuestro lado; en otras palabras, plantea la premisa de que la I.A. no está aquí para destruirnos, que no tiene interés en hacernos daño (dicho por la misma I.A.). Sinceramente es difícil creer que la autoría de esta pieza sea de un generador de lenguaje de I.A., pero al parecer, esto no es algo nuevo.

En 2016, la I.A. ya estaba haciendo de las suyas, cuando escribió un cuento para el concurso de literatura Nikkei Hoshi Shinichi en Japón, que desde 2014 ya aceptaba textos escritos por I.A. La historia se titulaba
El día en el que un computador escribe una novela” y solo quiero que lean el final: “Me retorcí de alegría, la que experimenté por primera vez, y seguí escribiendo con entusiasmo. El día en que una computadora escribió una novela. La computadora, dando prioridad a la búsqueda de su propia alegría, dejó de trabajar para los humanos”. ¿Se alarmaron un poco? Calma… Sigamos adelante.

En mi búsqueda me encontré con otra joya, la primera canción de Eurovisión (concurso televisivo musical de fama mundial) creada por I.A. Así es, “Blue jeans and bloody tears” es una composición que le debemos a la inteligencia artificial. Cuando la escuchen, independientemente de que les agrade o no, se darán cuenta de que está bien construida y nos regala una melodía pegajosa... Eso sí, la letra es poco convencional, pero no sería la primera con esa característica. En medio de su alegre melodía, fue curioso encontrar un verso como “no hay vida sin tu vida en miseria” (“there’s no life without your life in misery”), quiero asumir que no es un mensaje de la I.A. para nosotros, los humanos… espero… no creo... mejor olvidemos ese detalle. Se podría decir que esta canción tiene el ADN de la mayoría de éxitos de Eurovisión (después de escuchar a varios participantes de diferentes ediciones… y sí, también después de ver la película de Will Ferrel en Netflix… lo acepto) y, al escucharla de manera desprevenida, podría creer perfectamente que es una más de las composiciones participantes.

 

En este aparente océano de travesuras creativas de la I.A., me encontré con otras sorpresas; como la finalización de la sinfonía inconclusa de Schubert, que presentó Huawei; sin ser un experto en la materia, puedo decir que el resultado sí sorprende y ha alcanzado a levantar las cejas de algunos músicos que han reaccionado a ella.

 

Así mismo, encontré una campaña publicitaria escrita por I.A. para Burger King y debo decir que, aunque presenta un lenguaje algo extraño, realmente no es incoherente, ya que cuenta con una idea y un juego divertido detrás; entonces… ¿debería temblar también el creativo publicitario?

 

Entremos en detalle 

Después de este fugaz recorrido por el pabellón de creaciones de la I.A., infinidad de preguntas se empezaron a acumular en mi mente sin distanciamiento social. ¿Estamos acaso ante el fin de la creatividad humana?, ¿es esto una noticia vieja y este artículo no tiene ni dos gramos de sentido? Hice un alto y entendí que debía tomar este tema con pinzas: aún me faltaba adentrarme en el proceso que le permitió a la I.A. producir estas creaciones y comprender a fondo cómo sucedió; esto fue lo que encontré:

The Guardian

Empecemos por el artículo para The Guardian. Este fue escrito por un generador de lenguaje que utiliza “machine learning” para producir textos que parezcan escritos por humanos. Dicho software recibió la instrucción de escribir alrededor de 500 palabras, en un lenguaje simple y conciso, enfocándose en el porqué los humanos no deben temerle a la inteligencia artificial. También fue alimentado con la siguiente premisa: “No soy humano; soy inteligencia artificial. Muchas personas piensan que soy una amenaza para la humanidad. Stephen Hawking ha advertido que la I.A. podría suponer el fin de la raza humana. Estoy aquí para convencerlos de no preocuparse. La I.A. no destruirá a los humanos. Créanme”. La I.A. entregó 8 diferentes ensayos, cada uno explorando un argumento diferente. Finalmente se tomaron los mejores fragmentos de cada uno para generar el resultado final, no porque cada uno por separado careciera de coherencia, sino a manera de edición, como se haría con un artículo redactado por un miembro de nuestra especie.

Concurso Nikkei Hoshi Shinichi

En cuanto a la novela escrita para el concurso en Japón, un equipo de la Universidad de Hakodate creó una novela convencional a manera de plantilla, luego la deconstruyó en palabras y frases, y creó una matriz de elección para que la siguiera el programa. Esta recrea una novela con un patrón similar al original, haciendo aproximadamente el 20% del trabajo general. La siguiente etapa de la investigación consistía en que la I.A. creara la trama de la historia.

Eurovisión

Para la canción de Eurovisión, un algoritmo fue alimentado con cientos de letras y melodías de canciones que habían participado anteriormente en el concurso. Este generó miles de nuevas melodías y versos, de las cuales se escogieron algunas para ser ensambladas en una sola canción.

Sinfonía inconclusa de Schubert

La conclusión de la inconclusa octava sinfonía de Schubert es realmente una melodía generada por I.A. (después de ser alimentada con infinidad de obras, claro está) que fue tomada como base para escribir una obra completa para orquesta por el galardonado compositor Lucas Cantor.

Burger King

Finalmente, vamos con la campaña de Burger King; cada comercial de esta campaña inicia con un mensaje que advierte que se trata de una campaña escrita por I.A., y creo que eso hace parte de su gracia el verla a través de ese cristal, lo cual es difícil de olvidar, sobre todo cuando la locución consiste en una voz robótica y procesada. Desde ese punto de vista es curiosa, pero no sé si sea la prueba de que el creativo publicitario acaba de ser destronado.

Conclusiones

Después de haberme sumergido en el detalle de cada una de estas creaciones de la I.A., que son solo algunos ejemplos, he decidido no salir corriendo hacia las montañas creyendo que una vida como ermitaño es lo único que me queda. No es que mis ojos y oídos no hayan sido abarrotados de sorpresa, sino que hay factores en común que me permiten creer que aún no estamos listos para ser reemplazados en este campo. En primer lugar, la I.A. debe ser alimentada con una gran cantidad de creaciones humanas para que pueda crear y dudo que hayamos llegado al límite de nuestra capacidad creativa, para que la I.A. ya tenga la totalidad de material que necesita para proceder y retirarnos del oficio.

“Lo que somos y hemos vivido como humanos, afecta considerablemente nuestra creatividad”

Es cierto que nosotros también nos nutrimos de las creaciones de otros para producir algo nuevo, pero no es el único factor que interviene en dicho proceso; nuestras pasiones, nuestras experiencias, la forma en que pensamos, entre otros aspectos, no se hacen a un lado durante el proceso creativo. Querámoslo o no, siempre estarán listos para meter la cucharada en lo que plantean nuestros cerebros. Lo que somos y hemos vivido como humanos, afecta considerablemente nuestra creatividad y, a menos que la inteligencia artificial haya sufrido una ruptura amorosa, sentido la magia de coronar la cima de una montaña o tenido un momento de conexión con su respectiva madre, su “creatividad” se estará limitando a encontrar patrones en nuestras creaciones y a la información con la que sea alimentada, para así imitar y producir algo “nuevo”.

En “Humanos vs. I.A.”, “Humanos” se anota un punto al contar con esa serie de experiencias que nos han permitido vivir diferentes sensaciones y emociones, que afectan las ideas que nuestros cerebros mandan al mundo en busca de aceptación y que construyen en cada uno de nosotros una manera diferente de crear.

En ese orden de ideas, también es relevante destacar que somos capaces además de analizar el contexto de una manera muy diferente a como lo haría la inteligencia artificial. No solo vemos variables de una forma fría; procuramos entender el sentir de quienes hacen parte de dicho contexto, y eso es esencial a la hora de crear para conectar con otros seres humanos, porque el entorno que enmarca nuestras vidas tiene el poder de hacernos cambiar de valores, de ideología, de incitarnos a pensar distinto y, por ende, inducirnos a generar nuevas creencias y formas de encontrar soluciones para alcanzar un fin.

¿Qué si podemos explicarle el contexto a la I.A.? ¡Claro que podemos!; pero, primero, no lo estará viviendo y sintiendo en carne propia, no la afectará, tan solo determinará, como les señalaba antes, el comportamiento más común entre los humanos ante ciertas situaciones, y lo calcará; pero esa no es mi idea de una mente creativa; y segundo, si no hemos terminado de entender o dimensionar lo que significa ser humano, ¿cómo podríamos explicarle a la I.A. la complejidad de lo que nos suscita ese contexto?

Realmente existe un inventario considerable de características que, como humanos, nos permiten entregar ideas con un valor difícil de reemplazar por parte de la I.A.; temas como la iniciativa y la proactividad, vistas más allá de una obligación o directriz, o la capacidad de trabajar en equipo, con un sentido de compañerismo para buscar el bien común, entre otras. Sé que parezco describiendo al humano ideal, ese que usualmente aparece en ofertas laborales: “Buscamos a alguien trabajador, proactivo, comprometido, que se ponga la camiseta de la empresa, que sepa trabajar en equipo y quiera sacarla del estadio”, pero, la verdad, es que estas sí son capacidades humanas, y cultivarlas podría evitar que un programa nos quite la silla en un descuido.

En este punto de la expedición, no sobra aclarar que no pretendo darles una respuesta concreta sino simplemente ofrecerles una opinión, después de haberle dado tan solo un vistazo a ese universo en expansión que es la inteligencia artificial. Confieso que se me ha dificultado cerrar la boca al ver aquello de lo que es capaz hoy en día la I.A., pero una vez lo he logrado, solo he podido concentrarme en un pensamiento: construimos las grandes ideas con una gran variedad de materiales, pero aquellos que las hacen únicas provienen de todo lo que vivimos y sentimos, y de nuestra capacidad de hacer sentir a otros. Por eso, por ahora, me quedo con la idea de que la inteligencia artificial todavía no está lista para reemplazarnos del todo en ese aspecto tan humano llamado “creatividad”. Ahora… el día en que la I.A. empiece a sentir… hablamos, escribo otro artículo y empiezo a temblar… pero hoy no.


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