Guía práctica para entender Design Thinking

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28 de febrero de 2019

El Pensamiento de Diseño o Design Thinking es una de las metodologías para resolución de problemas más utilizadas en  la era digital por empresas de todos los tamaños, entre grandes corporaciones y emprendedores de todo el mundo

En este artículo podrás entender de forma general, qué es, cómo funciona y para qué sirve el famoso Design Thinking.

Para iniciar, debo aclarar que las personas con profesiones referentes al diseño, (gráfico, industrial o de producto), probablemente no encuentren mayor novedad en Design Thinking, tal cual como me pasó a mí. Sin embargo, con la práctica entendí dos grandes beneficios de aplicarla.

1. La posibilidad de trabajar colaborativamente con equipos interdisciplinarios: a los diseñadores de la vieja escuela nos enseñaron a trabajar bajo un proceso creativo individual y egocentrista. El Design Thinking rebate esta mentalidad para abrir espacio dentro del proceso de diseño a otras disciplinas que aportan un nivel de profesionalismo difícil de lograr con otros métodos.

2. Facilitar y democratizar el uso de los métodos y proceso del diseño para cualquier persona: uno de los factores más poderosos del Design Thinking es poder trabajar con personas de cualquier tipo de nivel profesional, cultural o educativo. La única condición es que tenga algo que aportar para la resolución del problema que se busca solucionar.

¿Qué es Design Thinking y cómo nace?

Como definición formal, podríamos decir que es una metodología compuesta de una serie de fases no lineales que nos ayudan a resolver de forma innovadora y colaborativa problemas complejos, teniendo siempre al ser humano y sus necesidades como eje de trabajo. Lee: Todo lo que debes saber sobre UX

design thinking

Las bases de esta metodología fueron planteadas en los años 60 por el Premio Nobel, Herbert Simon, en su aclamado libro ‘La Ciencia de lo Artificial’. A partir de ahí, las fases del Design Thinking han cambiando constantemente, creando diferentes variables del método, pero todas basadas en los mismos principios.

A finales de los 90, David Kelley le dio un impulso significativo a esta metodología, siendo uno de los fundadores de IDEO, una exitosa compañía de diseño enfocada completamente a trabajar con Design Thinking, popularizando así este modelo y llevándolo por primera vez al ámbito comercial.

Además, Kelley lideró la creación del Hasso Plattner Institute of Design en la Universidad de Stanford (conocida comúnmente como d.School), un lugar donde una de sus principales columnas es explorar y enseñar la metodología de Design Thinking de manera formal y académica.

Las etapas para el trabajo de esta metodología definidas por d.School se han convertido en las utilizadas actualmente, gracias a la experiencia adquirida por esta institución en la enseñanza y práctica del pensamiento de diseño.  Aquí encontrarás las diferentes fases del Design Thinking basadas en la visión de d.School.

Conoce las fases de Design Thinking

Antes de comenzar con esta parte, es importante tener en cuenta que aunque las fases se pueden entender como un proceso lineal, no siempre deberá ser así.

Aunque la metodología nos da una guía sobre cómo comenzar a resolver un problema, es altamente probable que durante el proceso de solución debamos regresar a alguno de los pasos e iterar sobre el trabajo que venimos realizando.

Lo importante es entender que, aunque es una metodología, Design Thinking también es una mentalidad que nos permite utilizar sus fases las veces que necesitemos para resolver el problema de la mejor forma.

Ahora sí, las etapas propuestas por d.School para trabajar Design Thinkink son:

Empatía

Esta fase se refiere puntualmente al entendimiento empático de los usuarios afectados de forma directa por el problema que estamos abordando: sus necesidades, experiencias, emociones y motivaciones, hasta el punto de sumergirnos físicamente en su entorno para obtener un entendimiento mucho más profundo de su contexto.

Todo esto lo podemos lograr a través de diferentes métodos y técnicas propias de la etnografía:

  • Entrevistas
  • Encuestas
  • Registros audiovisuales
  • Observaciones 
  • Diario de campo
  • Documentación audiovisual

Definición

Esta etapa tiene dos objetivos concretos:

1. Sintetizar toda la información recopilada en la fase de empatía para poder definir de forma clara los hallazgos encontrados, logrando un entendimiento profundo de para quién estamos diseñando y cuáles son sus verdaderas necesidades.

2. Definir de forma precisa el enunciado del problema a resolver. Este enunciado es sumamente importante, puesto que será la guía de trabajo para el equipo y el insumo principal para la siguiente fase de la metodología.

Ideación

Quizá es la fase más conocida dentro del ámbito profesional, es en la que participan la mayoría de personas de diferentes disciplinas. Este es el momento en que te invitan a talleres de cocreación con un montón de hojas, Post-it, marcadores y hojas gigantescas pegadas a las paredes.

Luego de tener claridad sobre cuál es el problema y para quién lo vamos a resolver, es cuando los miembros interdisciplinarios del equipo comienza a generar ideas o propuestas creativas e innovadoras para solucionar el problema.

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Todo esto a través de cientos de técnicas de ideación que apuntan, en primera instancia, a cantidad sobre calidad. El objetivo principal es generar soluciones “outside the box”, disruptivas y en grandes cantidades basadas en un pensamiento divergente del equipo.

Finalizando esta fase y, a través de otras técnicas de facilitación, se elegirán las mejores ideas que cumplan los parámetros de:

  • Deseabilidad: que cubra las necesidades de las personas para la que estamos diseñando bajo el contexto propia de su cotidianidad.
  • Factibilidad tecnológica: que las soluciones seleccionadas sean posibles de realizar con la tecnología, conocimientos y recursos actualmente disponibles por el equipo.
  • Viabilidad del negocio: debe tener claridad en cómo va a beneficiar de forma directa o indirecta al negocio, empresa o demás actores interesados en el correcto funcionamiento de la solución.

Prototipado

En esta fase, el equipo construirá rápidos y económicos prototipos de las ideas seleccionadas en la fase anterior, con la finalidad de ponerlas a prueba con los interesados y validar cuál o cuáles serían las mejores opciones para solucionar el problema que estamos resolviendo.

Esta fase es completamente experimental e iterativa. Los prototipos se deberán validar uno a uno, descartando los que no funcionan y mejorando de forma continúa los que han dado mejores resultados, hasta obtener una solución que satisfaga a todos los implicados.

Pruebas

En la última fase se llevará a pruebas con usuarios y entornos reales el producto completo, que surge como la mejor solución identificada en la fase de prototipado. En esta etapa se validará que la solución gestada durante todo el proceso realmente sea deseable, factible y viable.

No sobra recordar que, durante cualquiera de las fases, es posible moverse hacia atrás o adelante. Por ejemplo, si durante las pruebas de un prototipo nos damos cuenta de que el problema o el usuario no está bien definido, debemos regresar a la etapa de empatía o definición para optimizar nuestros hallazgos.

¿Cuándo se debe utilizar Design Thinking?

Esta metodología nace como modelo de procesos creativos, pero se populariza en los 90 con IDEO y su implementación en la resolución de problemas complejos. Por lo tanto, cuando nos enfrentemos a un problema complejo, es una buena oportunidad para poner en práctica el pensamiento de diseño.

Pero… ¿Qué es un problema complejo?

Cuando se pincha la llanta de un carro, todos sabemos cuál es la solución: cambiar la llanta. Es posible que algunos no sepan cómo cambiarla (el proceso), pero todos sí sabemos la solución. Quien tenga los conocimientos, seguirá el proceso para cambiar una llanta. Quién no sepa, llamará a un amigo o una grúa para que lo ayude, pero la solución siempre será la misma: cambiar la llanta.

Cuando no sabemos la solución a un problema ni el método o proceso para resolverlo, es cuando hablamos de problemas complejos. Ejemplo: ¿Cómo podríamos terminar con el hambre en la mundo? No conocemos la solución, ni mucho menos el proceso para implementarla.

En este tipo de problemas, Design Thinking aporta un gran valor, al permitir colaboración innovadora y creativa para proponer soluciones que serán probadas durante sus diferentes fases para obtener una solución con muy buenas posibilidades de funcionar.

Por último, es importante resaltar que Design Thinking no es una fórmula mágica para solucionar problemas, es una metodología probada que nos ayuda a reducir la incertidumbre en situaciones complejas en las que desconocemos la solución, pero si es mal utilizada, sus resultados no serán nada prometedores, igual que cualquier otra metodología que se utilice de forma incorrecta.

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