Conoce el contexto de la cuarta revolución industrial

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30 de abril de 2019

Mucho se habla de la cuarta revolución industrial. Si bien entendemos que cada era tecnológica se ha visto enmarcada por un conjunto de eventos disruptivos que han delineado la senda del desarrollo de nuestra sociedad, es también importante tener presente cuáles son las características de una revolución y por qué la que estamos viviendo, resuena frecuentemente como la cuarta.

Me atrevería a afirmar que aún no somos conscientes de la magnitud de esta revolución, porque no sabemos en qué consiste, pero empezamos a apreciar el impacto y la capacidad de confluencia de las tecnologías que nos rodean.

Por ejemplo, ver carros y hasta cohetes que se conducen o aterrizan por su propia cuenta; personas que interactúan con asistentes virtuales en procesos de compra desde toma de pedidos hasta el despacho de los productos; ahora podemos realizar transacciones con monedas controladas de manera comunitaria y no a través de un banco central en un solo país, y estamos en la capacidad de crear corazones artificiales, empleando impresoras como si fueran proyectos de ciencia para el colegio. Hace 50 años, todas estas ideas tan solo eran producto de la imaginación de algunos escritores de ciencia ficción, hoy son una realidad. 

Si quieres saber más de  la era digital, lee: Agilismo: clave para la transformación digital

La revolución está aquí, y al igual que las tres anteriores, la fecha de inicio o de fin, será motivo de innumerables debates, es por ello que quisiera dar un vistazo de las tres anteriores: 

Primera Revolución Industrial

A mediados de los años 1700, cuando un ingeniero británico de apellido Watt, aplicó por primera vez los principios que venía estudiando sobre el vapor a la industria y el transporte. Casi al mismo tiempo, se presentaban avances en telares mecánicos, sistemas de calefacción a gas y modernas redes de acueducto, entre otros. Todos favorecieron considerablemente la industria.

Segunda Revolución Industrial

Posteriormente, casi a mediados de los años 1800 nuestro mundo fue testigo de la llamada Segunda Revolución Industrial, en la que se desarrollaron avances tecnológicos como el motor de combustión, que potenció fuertemente los vehículos como los conocemos hoy en día y el consumo de combustible.  Hubo importantes avances en la industria de la electricidad y las diferentes formas de hacerla llegar a los hogares, el manejo del acero, el teléfono, mejoras considerables en procesos de fabricación industrial y surgió la que conocemos hoy como sociedad de consumo.

Tercera Revolución Industrial

Por último, en la segunda mitad de los años 1900, nuestra sociedad se encontró con la Tercera Revolución Industrial, en la que se dio la llegada de las computadoras como las conocemos ahora, hubo pasos importantes en términos de aviación, astronáutica, la energía atómica, electrónica, cibernética. Aparecieron los antibióticos, se desarrollaron considerablemente los medios de comunicación y los medios de transporte.

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La cuarta revolución industrial

Sin duda alguna,  la cuarta revolución se está convirtiendo en la convergencia de todas las revoluciones anteriores, ya hablamos de nuevos modelos de negocio, nuevos modelos de producción, nuevos mecanismos de consumo, nuevas y muy diversas formas en que los gobiernos, las instituciones de educación y las entidades financieras interactúan con su gente y su entorno. Para saber más, lee: Ya no basta con automatizar los procesos, hay que generar valor

Empezamos a ver, incluso, como una amenaza a las máquinas que durante tanto tiempo nos facilitaron las tareas que debíamos realizar en nuestro día a día. Y es que no podemos dejar a un lado el componente social y las implicaciones que tendrán todos estos cambios en nuestros ya tan arraigados paradigmas.

Este 30 de abril se inauguró Medellín el Centro para la Cuarta Revolución Industrial, donde entre otras disciplinas, se potenciarán los procesos de investigación, desarrollo e innovación para fomentar las capacidades en inteligencia artificial (IA), internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés), blockchain, y otros. Es una importante apuesta del Estado y varios aliados privados, buscando generar condiciones de equidad para todos los ciudadanos.

Tal y como lo indica Klaus Schwab en su libro La cuarta revolución industrial, esta revolución a diferencia de las anteriores, basa su impacto en tres elementos fundamentales: velocidad exponencial a la que se está dando el cambio; amplitud y profundidad de todas las aristas sociales, económicas, políticas y biológicas que perciben el cambio; y el impacto de los sistemas que están siendo tocados y que están redefiniendo nuestra existencia misma.

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Cabe resaltar que estos tres elementos tienen una fuerte base tecnológica en internet y es ahí donde quizás una de las fuerzas que más jalonará la evolución de nuestra sociedad será la inteligencia artificial, esto debido a los océanos de datos que hoy por hoy se encuentran viajando en la red y que nos permiten modelar representaciones artificiales del mundo como si lo percibiéramos con nuestros propios sentidos.

El terreno está dispuesto y la responsabilidad finalmente no recae solo sobre nuestros líderes. Todos los actores de la sociedad, gobiernos, empresas, academia y nosotros mismos, desde nuestra individualidad, y tenemos el deber de hacer correctamente la tarea, salirnos del pensamiento lineal que en ocasiones puede parecer retrógrada y abrazar estas tendencias emergentes.

Necesitamos empezar a ver más allá de las preocupaciones inmediatas, y comprender todo este movimiento para poder ser la compañía que guía a sus clientes en sus procesos de transformación digital, y no la empresa que solo cumple con resolver las necesidades de sus clientes.

¡Vivamos la cuarta revolución industrial, y dejemos de sobrevivir en las revoluciones anteriores!

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