¿Qué nos mueve a comportarnos de una forma determinada? ¿Qué nos motiva al momento de tomar nuestras decisiones? Existen muchas teorías sobre aquello que nos motiva y lo cierto es que hay factores externos e internos que nos conducen a hacer una cosa u otra, lo que conocemos como motivación extrínseca e intrínseca.
Para ahondar en este tema, tomaré como ejemplo una situación que me pasó recientemente: Llegué un lunes a la oficina y una de las personas de mi equipo me pide conversar a solas, lo que significaba que se trataba un tema más personal y tal vez más serio.
Héctor*; tenía un lenguaje corporal que denotaba un poco de tensión. Luego de tomar un poco de aire me dice: voy a renunciar. Internamente entré en pánico, Héctor era uno de mis mejores jugadores no solo hacía cada tarea con máxima calidad sino que también ayudaba a sus compañeros en los impedimentos que tenían y cuando terminaba sus asignaciones no dudaba en apoyar a cualquiera que lo necesitara.
Contra ofertamos, pero aún así no logramos igualar la oferta que la competencia le había hecho. Pasados los días entramos en la fase de resignación, sin embargo para nuestra sorpresa Héctor me pidió conversar de nuevo y esta vez la noticia era que se quedaría; había declinado la otra oferta y decidido seguir con nosotros.
Confieso que sentí alivio y un poco de incertidumbre me invadió. Estaba feliz de que se quedará, sin embargo ¿qué había pasado para que Héctor se quedará? A todas luces la otra oferta era mucho mejor que la nuestra ¿qué había valorado más él para tomar su decisión? Reflexionando un poco incluso yo misma había estado en situaciones similares que me habían llevado bien fuera a declinar una oferta o a aceptarla aún y cuando ello representará por ejemplo ganar menos dinero o un rol completamente diferente al que venía desempeñando.
La motivación extrínseca se trata de aquellos estímulos externos o recompensas que necesita una persona para realizar una tarea o labor determinada.
Recuerdo cuando era pequeña como mis padres me premiaban con mi helado favorito si dejaba mi plato vacío a la hora del almuerzo. Esto funcionó hasta que el helado dejó de ser mi deleite y entonces este estímulo no era suficiente para lograr la proeza que significaba para mí terminar toda mi comida.
La motivación extrínseca funciona muy bien a corto o mediano plazo pero puede llegar a no ser sostenible en el tiempo bien sea porque nuestros gustos cambiaron o como dicen coloquialmente “se nos vuelve paisaje”.
Con esto no quiero decir que sea malo apalancarse en este tipo de motivación; la satisfacción que genera recibir una recompensa tras haber hecho una tarea o trabajo es agradable y placentera; pero a lo largo del tiempo no es perdurable, tal vez esto mismo nos invite a reinventarnos y apoyarnos en otras herramientas al momento de dar recompensas (espero hablarles pronto de ello).
Por su lado, la motivación intrínseca nace en el propio individuo. Es aquello que nos lleva a hacer algo porque nos complace hacerlo, porque nos gusta.
Management 3.0 nos propone una lista de motivadores intrínsecos que se adaptan muy bien al contexto organizacional:
Curiosity (Curiosidad): Tengo muchas cosas para investigar y sobre las cuales pensar.
Honor (Honor): Me siento orgulloso de que mis valores personales se reflejan en cómo trabajo.
Acceptance (Aceptación): Las personas a mi alrededor aprueban lo que hago y quién soy.
Mastery (Maestría): Mi trabajo desafía mis competencias pero aún está dentro de mis capacidades.
Power (Poder): Hay suficiente espacio para que yo influencie lo que ocurre a mi alrededor.
Freedom (Libertad): Soy independiente de otros con mi propio trabajo y responsabilidades.
Relatedness (Relaciones): Tengo buenas relaciones sociales con la gente de mi trabajo.
Order (Orden): Hay suficiente reglas y políticas para un entorno estable.
Goal (Meta): Mi propósito en la vida se refleja en el trabajo que hago.
Status (Estatus): Mi posición es buena y reconocida por la gente que trabaja conmigo.
CHAMPFROGS, es la mnemotecnia utilizada para estos diez motivadores que nos ayudan a entender qué nos mueve a nosotros y a las personas de nuestros equipos. Esto no significa que tengan el mismo nivel de importancia para todo el mundo, lo que puede llegar a tener más relevancia para unos puede tener menos relevancia para otros.
Por ejemplo, para Héctor era más importante la curiosidad porque en su actual labor podía experimentar con nuevas tecnologías e innovar; la libertad porque podía tomar decisiones basadas en su experiencia y vestir de forma informal para ir a la oficina; la maestría porque siempre se sentía retado con cada uno de los desafíos que se le presentaban.
Héctor decidió quedarse porque las tareas que realizaba en su día a día lo acercaban a sus motivadores intrínsecos, lo nutrían, lo hacían feliz.
Cuando he realizado el ejercicio de Moving Motivators con mis equipos los resultados son muy enriquecedores ya que me permiten conocer qué los mueve como individuos e incluso cuáles son aquellos motivadores comunes para poder reforzarlos.
Ser conscientes de cómo estos motivadores mueven a los integrantes de nuestro equipo puede llegar a ser una herramienta poderosa, ya que como ha quedado demostrado no siempre un aumento de salario, un bono por rendimiento o una promoción laboral será lo que nos motive.
Aquello que nos lleve a hacer lo que nos gusta, lo que nos haga sentir valiosos, puede llegar a ser determinante al momento de tomar nuestras decisiones.
*Este artículo está basado en hechos reales, por temas de confidencialidad se cambian los nombres de las personas. Ninguna de las partes salió lastimada durante el ejercicio de Moving Motivators.
Referencias:
Management 3.0. Leading Agile Developers, Developing Agile Leaders. Jurgen Appelo. 2011.
Management 3.0 Workout. Games, Tools & Practices to Engage People, Improve Work, and Delight Clients. Jurgen Appelo. 2014.
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