Mi mejor pausa activa
por Luisa Arango, el 18 de diciembre de 2018
Con el ping pong hice nuevos amigos, de hecho salgo regularmente a jugar con una amiga que conocí en Pragma.
Antes de entrar a Pragma había jugado ping pong un par de veces, pero realmente no me había llamado mucho la atención.
Cuando llegué vi que todos mis compañeros jugaban ping pong y yo me entretenía viéndolos. Algunas veces me preguntaban si quería jugar, pero no me atrevía porque sabía que iba a ser un fiasco. Hasta que un día lo hice y efectivamente era un fiasco, me tomó un mes jugar medianamente decente. Lo que me motivaba era que cada vez sentía que podía dar más de mi.
Después me inscribí en un torneo de ping pong que tuvimos en Pragma y fue genial. Jugamos dobles, cada equipo estaba conformado por un “pro” y un principiante. Obviamente yo era la principiante en mi equipo, mi compañero fue un gran apoyo para el torneo. Pensé que nos iban a sacar de una, pero al ver que no nos fue tan mal, me sentí super bien y empecé a jugar con más de frecuencia.
Me gustaba tanto jugar que cuando iba para mi casa en Armenia, Colombia, también jugaba con una amiga. Ella es super tesa y me enseñó muchas cosas, además fue la que me regaló mi primera raqueta.
A veces juego dobles con mis compañeros de equipo y es genial porque siempre nos reímos, y si perdemos no importa, porque después nos citamos para la revancha.
Lo más especial de todo es que con el ping pong hice nuevos amigos, de hecho salgo regularmente los sábados por la mañana a jugar con una amiga que conocí en Pragma.
Ahora cuando juego distraigo la mente de las cosas del trabajo o de lo que sea que esté pensando. Jugar ping pong es la mejor pausa activa que puedo tener.